Arquitectura

París, ciudad de ensueño

Las de París son las calles más cinematográficas del mundo. Quien no fue de seguro puede describirlas con total precisión, como si en algún otro tiempo hubiese pisado sus adoquines, visitado sus museos y recorrido sus puentes. Y es que París tiene eso: uno experimenta su invierno a través de la película Último Tango en París, conoce Montmartre en Amélie, y se adentra en la noche parisina en la película Medianoche en París. Sin embargo, conocerla de primera mano es otra cosa. 

París combina cultura y romanticismo, ofrece experiencias de museos y cafeterías, y nos propone divertidísimos planes para el día y noches superrománticas en sus pequeños cafés tradicionales. Ya sea probando un delicioso plato típico sobre el Sena, caminando alrededor de la Torre Eiffel, o simplemente perdiéndonos en sus calles empedradas, París nos llena de arte y música callejera de una manera única.

No importa la época del año en que visitemos esta preciosa ciudad francesa, siempre habrá algún festival de cine, alguna obra de teatro o algún concierto al que asistir. Las opciones diurnas y nocturnas abundan y son de lo más variadas; así que, para empezar, hay que tener una cosa clara: siempre nos van a quedar cosas para hacer y lugares para visitar, pero no hay que preocuparse, que con París pasa eso, que siempre queda algo pendiente que funciona como excusa para un próximo viaje.

 

Claro que hay visitas obligadas y recorridos infaltables. Aquí van algunos consejos.

 

1. Recorrer el Louvre. Este museo es de los más famosos de la ciudad y del mundo, se ubica en el antiguo palacio real del Louvre y, para recorrerlo de punta a punta, hace falta más de un día. En mi caso, como no contaba con todo ese tiempo, la recorrida duró entre 3 y 4 horas que, por lo menos, bastaron para echarle una mirada a sus obras más importantes. La entrada de ingreso cuesta unos 15 euros, lo cual no es barato, pero sí que vale la pena pagarlos.

La principal estrella de este museo es la Gioconda de Leonardo da Vinci. Para tomarle una foto de seguro tendrás que hacer una larga cola pero claro, es el precio de la fama. Otra foto que probablemente no podrás evitar tomarte es la clásica imagen en la pirámide de vidrio y aluminio que se encuentra en el patio exterior del museo, el mismo que da acceso al edificio. 

 

2. Visitar el Museo de Orsay. El edificio que antiguamente funcionaba como una estación ferroviaria hoy es el museo que alberga la mayor colección de obras impresionistas del mundo. No importa si sos o no un gran amante del arte, no podés dejar de visitarlo. Actualmente expone obras de Delacroix, Monet, Renoir, van Gogh y Cézanne, entre otros artistas de renombre.

Aunque su fuerte son las pinturas, también cuenta con un gran inventario de esculturas, artes decorativas y fotografías. Su estructura también es imperdible.

 

3. Subir a la torre de Notre Dame. Este es otro recorrido recomendable. La catedral es uno de los edificios más primitivos de los que se construyeron en estilo gótico y su edificación data de los primeros años del primer milenio. Se ubica en la pequeña Isla de la Cité, está rodeada por las aguas del río Sena y se hizo en homenaje a María, la madre de Jesús.

Por dentro, la iglesia es maravillosa. Sin embargo, de seguro tendrás que hacer cola para ingresar y eso es bastante agotador. Si por alguna razón tenés que elegir entre hacer la fila para entrar o subir a su torre, no lo dudes, invertí 13 euros para hacer la subida magistral. Esta nos deja a centímetros de las gigantescas gárgolas (quién no las recuerda de la famosa película El jorobado de Notre Dame) y al mismo tiempo nos permite disfrutar de una increíble vista área de París.

 

4. Subir a la Torre Eiffel. No hay viaje a París que no incluya a la Torre Eiffel en el recorrido. Está situada en el Campo de Marte, a la orilla del río Sena y es, hasta el día de hoy, la estructura más alta de la ciudad. Ascender hasta su tope (300 metros de altura) cuesta 15 euros y la vista sí que los vale.

Quizás el mejor horario para hacerlo sea al atardecer, ya que mientras cae el sol podremos apreciar la torre con una preciosa iluminación nocturna que la llena de brillos, haciéndola parecer aún más grande y majestuosa.

 

5. Ir de compras a las famosas galerías parisinas. Esta ciudad nos propone dos tipos de lugares distintos para ir de compras: tiendas de ropa de segunda mano y vintage llamadas friperie (las más recomendables) y paseos de compra como las Galerías Lafayette (bastante caras). También hay mercados callejeros que son los mejores lugares para encontrar oportunidades.

 

6. Hacer un picnic en los Jardines de Luxemburgo. Se sitúan en el Palacio de Luxemburgo y constituyen un parque privado abierto al público imperdible. Allí no solo podrás hacer un picnic, y es que el lugar es supercompleto y nos permite, si está lindo el día, disfrutarlo al máximo.

Los Jardines tienen zonas de juegos para niños, e incluso hay un carrusel y un teatro de títeres que son divertidísimos para los más chicos. También se pueden dar paseos en poni y en burro y existe la posibilidad de asistir de forma gratuita a actuaciones musicales que se celebran en un quisco ubicado allí mismo.

Si no querés complicarte preparando el picnic, tenés que saber que también hay un restaurante que nos permite olvidarnos de todo y disfrutar de un rico almuerzo y una copa de vino, todo a la sombra de un árbol.

 

7. Recorrer La Bastilla a la noche. Cuando anochece en París, se despiertan las ganas de vivirla desde una barra en algún bar o desde la mesita en la vereda de un cafetín. Lo mejor es alejarse de la zona de los Campos Elíseos, la cual está llena de turistas, e ir a La Bastilla que, si bien tiene gran afluente turístico, no resulta tan agobiante como otras zonas.

La comida francesa es deliciosa. ¿Mi sugerencia? Disfrutar de una entrada de quesos y panes, cenar crepes –allí hay una gran variedad- y acompañar la velada con un rico vino local.

 

8. Disfrutar de una noche en Marais. Muy próximo a La Bastilla se encuentra este barrio que en este último tiempo ha resurgido con mucha fuerza. Sus locales reviven viejos bares, cafeterías y salas de conciertos, preciosos de ver.

 

9. Visitar el cabaret Moulin Rouge, el lugar por excelencia de la noche parisina. Se ubica sobre Boulevard de Clichy en Pigalle. Allí todavía se baila cancán y con solo entrar ya se nos viene a la mente artistas famosísimos que alguna vez actuaron allí. Artistas como Liza Minnelli, Édith Piaf y Frank Sinatra.

 

10. Mezclarse entre el público local en Ménilmontant. Este barrio se encuentra al noreste de París y concentra mucho de lo que es la noche parisina. No importa si sos o no una persona romántica, allí te sentirás como dentro de una romántica película francesa.

 

Como verás, París es un destino ineludible a la hora de visitar Europa. Es una ciudad con una belleza incomparable y con una cantidad de actividades que es inagotable. Es por eso que no podés dejar que te lo cuenten, porque París merece ser vivida por uno mismo.

 

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