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Fernando de Noronha: paraíso en tierra brasileña

Veintiuna islas de veintiséis kilómetros cuadrados de extensión. Una sola habitable, de diecisiete kilómetros cuadrados. Y todo a más de 350 kilómetros de la costa (la más cercana es la de Natal). Hogar de poco más de tres mil personas y sueño de miles más. Fernando de Noronha es quizá el paraíso en tierra. Y tierra entre comillas, porque en realidad es un archipiélago volcánico que pertenece al estado brasileño de Pernambuco, que se ubica en medio del Océano Atlántico. Se accede únicamente desde Recife y Natal y su única isla habitable se llama de la misma forma. El resto de las islas han sido declaradas Parque Nacional Marino, en donde la presencia humana está prohibida, salvo casos concretos que impliquen investigación científica. Además, el archipiélago ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Fernando de Noronha es, además del paraíso en tierra, muchas cosas. Hay quienes dicen que es uno de los santuarios ecológicos más importantes del mundo, que es uno de los mejores puntos de buceo de Brasil, que es el lugar perfecto para conectar con la naturaleza sin intermediaciones, y otras tantas cosas más. Y es que con tanto a favor, Noronha es un destino irresistible. Es caro, eso es cierto, pero es que lo que le ofrece al turista es una experiencia probablemente única. Y no se trata de proponerle a quien visita la isla alojamientos supersofisticados, ni restaurantes lujosos, ni una movida nocturna de locos, sino que ofrece la posibilidad de disfrutar de la naturaleza de una forma especial, de cerca, de primera mano.      

No basta, sin embargo, con decir que es el paraíso en tierra. Y porque queremos que de verdad se conozcan sus maravillas naturales y su increíble historia, explicamos a continuación por qué visitar Fernando de Noronha es de las mejores decisiones que podemos tomar al momento de querer viajar.

 

1. Por su clima tropical que invita a disfrutar del calor todo el año.

No importa la época del año en que vayamos, Noronha promete sol y calor. En promedio, la temperatura es de 28º. Es importante llevar bloqueador solar y lentes, porque el sol de Noronha quema mucho. Eso sí, es bueno saber que aunque aquí durante el día hace mucho calor, en la noche refresca bastante y probablemente necesitemos abrigo.

Por otra parte, hay que tener presente que allá llueve muy poco. Las precipitaciones se concentran, sobre todo, entre febrero y julio.

Para los amantes del surf, lo mejor es ir en enero que es temporada alta, que a su vez es temporada de competiciones. En esta época del año, el mar se pone bravo y no es tan recomendable para quienes quieren tomar sol y bañarse en un agua calma.

 

2. Por la rusticidad de sus alojamientos que le otorgan un aura mágica.

Quien decide emprender el viaje a Noronha sabe que lo esperan lugares un tanto rústicos, pero también es consciente de que es parte de la gracia de la isla. Sería algo así como nuestro Cabo Polonio. Claro que “rusticidad” no significa que el turista sea mal atendido, porque al contario, la isla se sustenta en base al turismo y por lo tanto tiene la infraestructura necesaria para darle al visitante todo lo que necesita.

Noronha dispone de unas cuantas “pousadas” cuyos precios varían y se ubican en distintos puntos de la isla. Al ser pequeña, podemos conocerlas todas y elegir en cuál quedarnos, aunque lo mejor es saber de antemano en cuál nos hospedaremos. ¿Qué tienen en común? La belleza de los alrededores.

Además, existe otra posibilidad en cuanto al alojamiento: hay quienes alquilan habitaciones en sus hogares.

 

3. Por la variedad de actividades que propone, especialmente al aire libre, que hace que disfrutemos mucho más de la estadía.

Fernando de Noronha es pequeña pero eso no significa que la recorramos en muy poco tiempo ni que agotemos las opciones de actividades en un solo día. La isla está tan preparada para el turismo que nos ofrece a los visitantes una gran variedad de cosas para hacer. Disfrutar de un paseo en barco para ver los delfines es un imperdible y bucear, para los que saben y los que no, es también de las cosas más lindas para hacer. La transparencia de su agua es tal que la visibilidad alcanza los 50 metros.

Algunas visitas interesantes y de lo más lindas son: conocer el Forte de Nossa Senhora dos Remédios y el Forte São Joaquim do Sueste, disfrutar de las vistas que nos regalan los mirantes como Pr do Leao, Forte Boldro y Pr do Sancho, y pisar lugares como Pinta do Caracas en donde el oleaje golpea las rocas, el agua se ve especialmente turquesa y dentro, un poco más allá, podemos ver peces de colores, rayas y tiburones. Eso sí, allí no está permitido el baño porque resulta peligroso.

Para conocer un poco más sobre toda la vida marina que hay allí, podemos visitar el Museu do Tubarão. Es un museo bien pequeño en el que encontraremos mucha información sobre tiburones. No dejemos de ir a hacer playa para visitarlo, pero es un buen plan para luego, cuando cae el sol.

Para movernos de un lado a otro y conocer todo lo que nos ofrece Noronha existen varias posibilidades. Desde autobuses públicos que atraviesan toda la isla y con frecuencias regulares, hasta taxis y buggys que se pueden alquilar. Sin embargo, lo mejor es hacer todos los recorridos a pie para no perdernos de nada.

 

4. Por las delicias culinarias que preparan los locatarios.

Está claro que la especialidad de sus restaurantes son las comidas del mar en todas sus variaciones: pulpo, langosta, mariscos, sushi, lo que gustemos. También hay otros cuantos lugares como cafeterías y bares con varias opciones gastronómicas.

Los precios varían según el lugar, pero encontramos opciones para todos los bolsillos; sitios que cobran un precio fijo tipo buffet, y otros lugares con carta de opciones que cobran según lo que se coma.

Recomiendo especialmente visitar el Restaurante Mergulhão que, aunque no es barato, se come muy rico, muy bien y todo acompañado de una vista espectacular ya que se encuentra muy cerca del agua, en Praia do Porto. También es muy lindo el Bar do Meio Lounge, ubicado entre la moderna Praia da Conceição y Meio Beach, con una vista privilegiada de la puesta del sol.

 

5. Por su largo pasado, entre reos y presos políticos, que hacen que Noronha tenga una historia única.

Aunque hoy es un destino paradisíaco, no siempre fue considerado así, un paraíso. Al contrario, en un principio, y debido a su estratégica localización, fue una colonia correccional a la que llevaban presos de Pernambuco y que luego se transformó en presidio político (en la época del Estado Novo, un régimen autoritario que duró de 1937 a 1945). Durante la Segunda Guerra Mundial fue además base militar de los brasileños.

Para quienes no saben, Fernando de Noronha fue de los primeros lugares del “Nuevo Mundo” en ser descubiertos. En el primer mapa de Brasil, que data del 1502, ya aparece este archipiélago (con el nombre de Quaresma) y es que según las documentaciones, Américo Vespucio fue el primer hombre que desembarcó en esta isla (por lo menos en cuanto a lo que aparece escrito). Fernão de Noronha fue precisamente quien financió la expedición de Vespucio, de ahí el nombre.

 

6. Por la belleza de sus paisajes naturales.

Ubicado en medio del Océano Atlántico, el archipiélago está enmarcado por el celeste del cielo y el esmeralda del agua, habitado por una gran variedad de fauna y decorado por una flora de lo más colorida. También está rodeado de arrecifes de coral y en sus aguas cristalinas podemos ver una rica fauna marina: tortugas, delfines, peces, anguilas, manta rayas. Incluso el silencio suena distinto y vemos más estrellas que nunca.

Ahora bien, para lograr preservar el ambiente es que al turista que ingresa a la isla se le cobra una “ecotasa” (que formalmente se llama Tasa de Preservación). El precio de esta ecotasa varía dependiendo de cuántos días permanezcamos en la isla y no es nada barata, pero es fundamental para el sustento de la isla.

 

7. Por su localización que hace que se encuentre entre Brasil y África, en medio de la nada.

Imaginate ver a un lado y al otro, y que en el horizonte no se vea nada más que agua. Es mágico.

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