Ecoturismo & Aventura

Bariloche en primavera, perfecta para visitar

Cuando Bariloche recién estaba siendo descubierta como destino turístico, Jorge Luis Borges la describió de esta forma: “La región lacustre argentina difiere de todas las demás. Es una insospechada Suiza secreta, perdida hacia el sudoeste en los contrafuertes de la Cordillera de los Andes. El clima es frío, la vegetación milenaria; los bosques silenciosos y solitarios se detienen en lagos quietos que espejan la nieve de los cerros espléndidos al sol”.

Seguramente ese silencio se aparta de la típica imagen que tenemos de Bariloche en las vacaciones de invierno: miles de quinceañeros de toda la región probando suerte en el esquí y llenando discotecas hasta el amanecer; familias argentinas numerosas comprando chocolates y sacando fotos desde los teleféricos; turistas de todo el mundo que llegan a conocer una de las maravillas de la Patagonia Argentina, entre los Andes y los lagos. 

Pero cuando setiembre va llegando a su fin y con él la temporada alta en Bariloche, el paisaje recobra esa quietud que tiene desde épocas ancestrales, y la nieve tan buscada por los viajeros va dando paso a nuevos colores y experiencias más allá de las montañas nevadas. Por eso, aunque falten las típicas postales nevadas, el comienzo de la primavera es una época muy especial para viajar a Bariloche.

En esta estación asistimos al “renacer” de la naturaleza que había estado bajo nieve entre junio y agosto; los deshielos permiten realizar muchos deportes acuáticos en los ríos y lagos; los bosques del Parque Nacional Nahuel Huapi se llenan de flores e infinidad de tonos de verde. La ciudad de San Carlos de Bariloche se ve tan linda como siempre, pero a salvo de tumultos y de temperaturas bajo cero. Todo sin perder, de fondo, el cuadro inolvidable de las nieves eternas en los picos más altos.

 

Primavera en Bariloche: diez cosas para hacer

 

1. Subir al Cerro Catedral.

Las vistas de los lagos Nahuel Huapi y López desde los dos mil metros de altura del Cerro Catedral son impresionantes. En invierno el gran atractivo es la estación de esquí (una de las mejores de Sudamérica); pero el parque tiene muchísimas opciones para otras épocas del año. Se pueden hacer tours fotográficos, degustaciones gastronómicas, trekking, avistamiento de aves y un tour histórico que incluye un paseo en telesilla. Y para los que quieren tocar la nieve, pueden hacerlo en el sector Punta Nevada, siempre blanco.

 

2. Merendar en la Confitería del Cerro Otto.

El otro cerro emblemático de Bariloche es el Otto, a solo cinco kilómetros de la ciudad. El clásico es subir en teleférico, pero también se puede aprovechar el clima primaveral y ascender a pie. Nadie puede irse sin tomar un chocolate caliente en la Confitería Giratoria de la cima (a 1400 metros de altura); que gira mostrando una vista de 360° de Bariloche.


Vista desde el Cerro Otto

 

3. Pasear por el Centro Cívico.

La arquitectura típica de montaña le da al centro de San Carlos de Bariloche un aire de cuento, sobre todo cuando cae el sol y se enciende la luz de la Torre del Reloj. Además de tomar unos mates en la plaza, hay varios edificios históricos y museos para visitar, como la Sala de Exposiciones Emilio Frey y el Museo Patagónico Perito Moreno, con animales de la región embalsamados. Un poco más alejada está la Catedral Nuestra Señora del Nahuel Huapi, una hermosa iglesia de estilo neogótico en medio de jardines que dan al lago.

 

4. Recorrer el Circuito Chico en bici.

El Parque Nahuel Huapi es inmenso e imposible de explorar en un solo día. El Circuito Chico es el recorrido tradicional para poder ver los lugares más representativos de Bariloche en un solo paseo. Puede hacerse en auto o contratando un tour; pero incentivados por los soles de la primavera, lo más lindo es animarse en bicicleta.

El circuito comienza en la ciudad y bordea el Lago Nahuel Huapi, pasando por Playa Bonita (ideal para un picnic) y el Cerro Campanario (se puede subir en aerosilla). Luego de pasar la preciosa Capilla San Eduardo en Península Llao Llao llegamos al Puerto Pañuelo, desde donde salen los paseos por el lago y los barcos a la Isla Victoria. Tras cruzar el puente sobre el Lago Moreno, volvemos a San Carlos de Bariloche bordeando la Laguna El Trébol.


Cerro Campanario desde las aerosillas

 

5. Escuchar los truenos del Cerro Tronador.

Casi en el límite con Chile, el Tronador es el cerro más alto del Parque Nahuel Huapi, con casi 3500 metros de altura. Es un volcán inactivo que lleva en su cima el impresionante glaciar Ventisquero Negro; nieves eternas que impactan desde lejos. Se puede ir hasta el Tronador en auto (en el último tramo el camino es muy angosto y solo permite un coche por vez) o contratar un tour por todo el día. El recorrido bordea el Lago Mascardi y pasa por la hermosa Cascada de los Alerces en el Río Manso. Imposible borrar los turquesas de la caída del agua.

Cuando al fin llegamos a los pies del Tronador, la vista nos deja mudos largos minutos. En época de deshielos, el silencio es interrumpido por el fenómeno que da nombre al cerro: el estruendoso desprendimiento del hielo, que nos estremece cuando llegamos a los pies de la elevación.

 

6. Escaparse a El Bolsón.

Sobre el magnífico Lago Puelo, a dos horas de San Carlos de Bariloche, la localidad de El Bolsón es más fascinante todavía en primavera, con todos los colores del bosque combinando con el aura hippie del pueblo. Si no hay tiempo para quedarse una o dos noches, se puede ir por el día y visitar la feria de artesanos sobre la Plaza, el cerro Piltriquitrón, la cascada de Nahuelpan por el Camino de los Nogales y los interminables senderos del Parque Nacional Lago Puelo. Hay varios locales para probar las delicias caseras de la localidad.


Feria artesanal en El Bolsón

 

7. Pescar trucha y salmón.

Los amantes de la pesca deportiva están en la gloria cuando la primavera llega a Bariloche. Aunque en los lagos Moreno y Alicura se puede pescar todo el año; en primavera (sobre todo a partir de noviembre) la temporada de pesca se inaugura para todos los demás lagos de Bariloche y la Patagonia. La trucha, el salmón y el pejerrey son las especies características de la zona. La desembocadura del Río Limay y la cuenca del Río Manso son los mejores puntos de pesca, ya sea de costa o en bote.

 

8. Un día de rafting.

Los deshielos y las temperaturas cada vez más altas hacen de la primavera una época ideal para aventurarse en el rafting (y otros deportes acuáticos). Hay muchas agencias en Bariloche que ofrecen paquetes para navegar en gomones por los ríos rápidos del Parque, bordeando lagos e incluso atravesando la mismísima Cordillera de los Andes.


Una tarde de rafting, de las mejores cosas para hacer

 

9. Visitar Villa La Angostura.

También a orillas del Nahuel Huapi, pero a 76 kilómetros de Bariloche, Villa La Angostura es otro agradable paseo para hacer por el día. En primavera el bosque se llena de flores y la fauna se diversifica; invitando a pasear por las playas lacustres, pescar en los ríos, hacer trekking y subir al cerro Bayo, el paseo imperdible de la localidad.

 

10. Probar la gastronomía de Colonia Suiza.

Ese aire suizo del que hablaba Borges al describir a Bariloche se hace más fuerte aún en esta localidad, como su propio nombre señala. Colonia Suiza está a 25 kilómetros de Bariloche, y es famosa por sus comidas tradicionales –suizas y de otros lugares-. Todos los domingos se hace la ceremonia del curanto (proveniente de Chile), carne cocida con piedras calientes en un pozo en la tierra. También son deliciosos los dulces y postres artesanales. La villa está rodeada de un paisaje ideal para caminatas o incluso camping.


Estando allá hay que probar el curanto

 

Ya ven que el fin del invierno no es el final de Bariloche. Todo lo contrario: es un momento ideal para conocer una cara más multicolor de la Patagonia, a precios más accesibles y con un ambiente mucho más relajado. 

 

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