África / Sudáfrica

Sudáfrica, lugar de hermosas playas

Luego de haber conocido la efervescencia de sus grandes ciudades, de haber disfrutado de la sabana y sus muchas excursiones (información que reunimos aquí), pudimos conocer otra cara del país, otros lugares que nos mostraron una Sudáfrica mucho más cercana a nuestra realidad, con costas y playas hermosas. De esta manera es que logramos completar el tour.

Durban: mixtura cultural en el Índico

Todavía con la imagen de los leones en la retina, a la mañana siguiente del safari nos trasladamos al aeropuerto de Nelspruit para volar a Durban, la enorme ciudad puerto sobre el Océano Índico. Ahora el paisaje es de altísimos edificios bordeando una playa de olas fuertes, en una atmósfera muy cosmopolita, mezcla única entre la cultura occidental, hindú y zulú.

En un paseo por la mañana pudimos conocer el puerto y la rambla (que fueron completamente remodelados para el Mundial), el embarcadero de Victoria con la estatua ecuestre del Rey Dick al final, el City Hall, la oficina de Correos y el Teatro de Natal. También hicimos algunas compras en el Mercado Indio sobre la avenida Warwick. A la tarde escapamos de la vida urbana y fuimos hasta el Valle de las Mil Colinas a presenciar un ritual ancestral de los zulúes, uno de los momentos más especiales del viaje.

 

Port Elizabeth, la Ruta Jardín y Knysna

Un nuevo día, un nuevo vuelo: ahora el destino era Port Elizabeth, otra ciudad de lindas playas donde también se ve la huella del Mundial en la infraestructura. Después de un paseo breve, comenzamos el paseo panorámico por la llamada “Ruta Jardín” hacia Ciudad del Cabo. En el trayecto vimos playas exuberantes e intactas sobre el Índico y pueblitos asentados sobre las bahías, además de los alojamientos lujosos de Plettenberg Bay y restaurantes donde muchos descubrirán la calidad de los vinos sudafricanos. El recorrido de ese día terminó en el pequeño balneario de Knysna, donde nos alojamos.

Aunque es un pueblo tranquilo, Knysna tienen un puerto muy lindo (el Waterfront) con varias tiendas y restaurantes, donde nos entretuvimos paseando toda la mañana. Durante el día navegamos en crucero por la laguna de Knysna, bordeando los recovecos del estuario hasta su encuentro con el Índico, y continuamos el paseo por las montañas de Outeniqua.

 

Cuevas de Cango y Granja de Avestruces

La zona sur de Sudáfrica nos sigue sorprendiendo como fuente inagotable de aventuras: esta vez, en una aventura subterránea por las Cuevas de Cango. Pasamos toda la mañana explorando las bóvedas, los dibujos surrealistas que van formando las rocas, y las luces en las paredes que parecen lingotes de oro como los que encontraron los exploradores siglos atrás.

¿Más aventura todavía? Por la tarde visitamos una auténtica Granja de Avestruces. Aquí pudimos conocer todo sobre esta gigante ave africana, almorzamos productos típicos e incluso vimos una carrera de avestruces alentando a los jockeys. Inolvidable.

 

Un poco de historia en Mossel Bay y Swellendam

Seguimos descubriendo la belleza de la Ruta Jardín en Mossel Bay (la Bahía de los Mejillones), otro hermoso puerto lleno de historia: aquí fue donde llegó el famoso navegante Bartolomé Díaz en 1488. Vimos una réplica de su carabela en el Museo que lleva su nombre, uno de los lugares más atractivos de la ciudad. También visitamos el conocido “árbol del correo”, donde los antiguos navíos se dejaban mensajes.

La siguiente parada en la provincia del Cabo es Swellendam, uno de los pueblos colonos más antiguos del país, con varios ejemplos de arquitectura holandesa. Desde aquí seguimos por las Montañas de Outeniqua hasta Oudtshoorn, otro pueblo típico dedicado a la cría de avestruces.

 

Ciudad del Cabo y el Cabo de Buena Esperanza

Después de varios días en el Índico, nos sentimos un poco en casa al llegar a aguas atlánticas, aunque del lado opuesto a nuestro océano. Cape Town (Ciudad del Cabo) es lindísima y guarda el carácter cosmopolita que le ha dado su origen como puerto migratorio. El Waterfront de Victoria y Alfredo es el animado puerto turístico de la ciudad, donde se ven lobos marinos como en nuestro Cabo y a lo lejos la Montaña de la Mesa, una de las nuevas maravillas naturales del mundo. Por supuesto, el ascenso a esta montaña en funicular es una de las experiencias imperdibles del viaje: son casi 1100 metros de altura desde donde se aprecia toda la ciudad y la Bahía de la Mesa.

En el centro de Ciudad del Cabo visitamos el City Hall y el Castillo de Good Hope. El tour también incluyó la visita a los Company Gardens, las casas del Parlamento y el Museo Sudafricano. Hay una cantidad de lugares para ir a comer e incluso se puede ir a algún viñedo cercano y conocer los pueblitos bodegueros.

 

El segundo día en Cape Town lo destinamos a la excursión al Cabo de Buena Esperanza y Cape Point (Pico del Cabo). Primero tomamos la ruta panorámica que bordea las playas y acantilados de la ciudad hasta Hout Bay, donde zarpamos a la Isla de Lobos. Los panoramas costeros continuaron en el Chapmans Peak Drive, que nos condujo a la Reserva Natural del Cabo de Buena Esperanza, uno de los puntos más australes de África. Ascendimos en tren hasta el Pico del Cabo para ver el encuentro del Índico con el Atlántico desde arriba. Después de almorzar, una parada en la pingüinera de la playa de Boulders (sí, Sudáfrica tiene elefantes y pingüinos).

Ya de nuevo en Ciudad del Cabo, es imposible no estremecerse al pensar que nuestro paisito está al final del mismo mar, a solo unos kilómetros después del horizonte. Y sentimos que en realidad no estamos tan lejos de casa, y que hay mucho más que candombe conectándonos con nuestras raíces africanas.

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